Vanidades y caprichos.
Buscando resumir en pocas palabras, el porqué se
habían sumado a las marchas de protestas una gran mayoría de los que habían
votado a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, llegue a la conclusión
de que muchos se arrepintieron de haberle dado la oportunidad de que los
gobierne, alguien que solo tiene mucha vanidad y muchos caprichos y
al ver que cometieron un tremendo error lo quieren enmendar, sumándose a las
marchas.
De lo que dijo, que “Le” deberíamos
tener un poquito de miedo, abría que tomarlo muy en cuenta,
porque nada es más trágico que
descubrir en los dichos de nuestros gobernantes, actitudes que intuimos nos
llevaran fatalmente a lo inevitable, (Hacia un nuevo fracaso), con
consecuencias que hoy son imposibles evaluar, pero como ya nos dio un adelanto,
vislumbramos que van a ser desastrosas.
Para alguien que se llama “A sí misma” una ¿Estadista?, estas
dos características, la “Vanidad y los caprichos) son
descalificartes y son esas características de la Presidenta las que no le
permitirán nunca gobernar éticamente, debido que la “Vanidad
y los caprichos”, obnubilan el razonamiento y justifican cualquier
proceder.
En aras de de lograr sus objetivos, arrebañó en
su entorno palaciego una corte, que sin razonar ni objetarle
nada, afirman sus dichos, con sutiles inclinaciones de cabezas, y que ya tienen
las palmas rojas de tanto aplaudirla, cuando recita sus monólogos, detrás del
atril.
Alfredo
Hernando.
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