martes, 17 de julio de 2012

Gobernador Daniel Scioli.


 Como la decisión de prolongar la licencias de más de 20 bingos en la Provincia de Buenos Aires que vencerán dentro de los próximos 3 años es del Gobernador Daniel Scioli, si autorizara las renovaciones, con los dineros adelantados por los concesionarios, podría pagar en parte lo adeudado en aguinaldos a los docentes , se daría una circunstancia nada ética, que los docentes, que tienen la obligación de advertir a los alumnos de lo malo y las nefastas consecuencias que acarrea el juego por dinero, sean pagados con el botín de lo que el juego por dinero, les escamotean a los mismos ciudadanos.
El Gobernador no debería recurrir a semejante argucia y si se negara, se podría diferenciar  del ex Presidente Néstor Kirchner, que 3 días antes de terminar su mandato, prorrogó por 30 años  una concesión de juego sin dar a saber sus verdaderos motivos y que lo único que logró es que los concesionarios, les sigan robando a los ciudadanos, por lo general a los más humildes.
 El robo que produce el juego se le da viso de legalidad, y que el dinero vuelve al pueblo es un embuste que indigna.
  ¿Qué porcentaje vuelve?, ¡Es un misterio¡ crean fastuosas construcciones  para encandilar e hipnotizar a los jugadores, esas estructuras las pagan los mismos ciudadanos.
Los millones de pesos que retiran sus dueños desde luego no todo queda para ellos, tienen que pagar (A sus socios), suculentas coimas para habilitaciones y prorrogas de las concesiones.
Lo irónico es que el dinero que le roban al pueblo y se lo reintegran, (Según el gobierno) en escuelas y hospitales, no presentado ningún  comprobante y escondiendo los datos para una auditoria.
 El despojo es muy grande, les roban $1000 y le devuelven $1, si no fuera así, tendrían que haber construido 100 escuelas y varios hospitales alrededor  de cada bingo.
La iglesia pide constantemente, que dejen de crear, loterías, casinos y bingos  en todo el país, desde el  gobierno se hacen los distraídos.

                                                                                                         Alfredo Hernando. 

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